De vuelta al hogar!

La verdad es que se ha pasado volando el tiempo y esa es buena señal. Cuando el reloj no avanza y parece que nuestro tiempo se detiene es porque la situación por la que estamos pasando no es muy «agradable» pero… de esta vez mi aventura en la nieve fue bastante satisfactoria y pude disfrutar de estas pequeñas vacaciones blancas aunque… finalmente se tornaron un poco violáceas pues como todo «buen» esquiador (ejem, ejem…) tuve una pequeña caída con el consecuente castañazo. Los que controléis un poco este deporte os estaréis preguntando cómo fue, que tipo de pista estaba esquiando, a qué velocidad iba, etc, etc. Pues bien, os daré datos para calmar vuestra sed de «curiosill@s» je, je!

Tercer día de esquí, tras una mañana complicada y llena de nervios… por otro motivo (realmente más importante), con una temperatura muy baja y nevando, me dirijo hacia mi meta (el autobús) con el cuerpo muy cansando. La pista (el aparcamiento) presentaba una nieve dura y con placas de hielo y en una maniobra peligrosa (subir los escalones del bus) los pies me patinan, pierdo el control y me caigo con mis posaderas en la nieve/hielo y las piernas contra las escaleras. El resultado de tal ejercicio acrobático se saldó de la manera antes mencionada… contusión en la tibia (argot de esquiadores aventajados) o… tremendus-hematoma en la canilla (en argot de esquiadores novatillos).

Después de esta peripecia y un par de fotos os reto de nuevo al placer de aprender y compartir juntos 😉